Anoche
atendimos en urgencias unas cejas perfiladas, unas orejas adornadas por sendos
pendientes de diamante o imitación, numerosos tatuajes de letras chinas, un
caballo alado, un dragón… dibujado todo sobre unos músculos tonificados, posiblemente esculpidos por Miguel Ángel, rociados
por un perfecto y dorado bronceado sospechoso
para esta época del año, y todo ello, pegado al más puro estilo de Mr Potato,
en un cuerpo inconsciente con una frecuencia cardiaca de 150 pulsaciones por
minuto (lo normal de 60 a
80), unas pupilas midriáticas (dilatas),
síntomas que a priori hacían sospechar de un pasote de coca y/o similares.
Nos
lo traía la ambulancia UVI móvil envuelto en la manta térmica, la típica manta
dorada que vemos cubriendo los cuerpos inertes en los accidentes de tráfico.
Pero más que un paciente, parecía Ken, el novio de Barbie,
envuelto en papel de regalo.
Ante
este paciente, MYI (mi yo interior) y yo
nos vimos obligados a hacer lo primero que hay que hacer en estos casos:
avisar a mi compañera Encarni. Encarni fue abandonada por su novio después de siete
años de relación, y con un piso de tres dormitorios, zona comunitaria con
piscina y muebles, de los buenos por supuesto, pendientes de estrenar.