Cuarto
día de trabajo y sobre mis espaldas una experiencia profesional de tres. Aún no
asimilaba los diferentes protocolos, procedimientos y demás menesteres de esa
dichosa unidad de cirugía donde me estrené. Aquello era mucho pedir a un recién
diplomado enfermero.
Pero
eso no era lo peor. Mi infierno particular era mi nueva compañera, una perra
mala del infierno, cuya única finalidad era putearme a base de bien. No me
molestaba que continuamente me examinase, no me importaba que me dejase en
ridículo ante pacientes y familiares, incluso soportaba su desagradable voz de
pito, parecida al silbido de delfín Flipper. Lo que peor llevaba era esa
especie de hobby: me hacía oler todo debido a que ella no tenía olfato, según
me comentó, por una determinada enfermedad.
Me
engañó, me decía que un enfermero debía desarrollar su olfato. Un forúnculo
drenando pus, allí estaba ella diciéndome: huele; una herida infectada, más de
lo mismo. En una ocasión casi me planta en la cara una cuña repleta de melenas
(deposiciones negras, viscosas y malolientes debido a la presencia de sangre
degradada… perdón por una explicación tan gráfica).
Al
quinto día dejé de ser un enfermero para convertirme en el mejor rastreador
indio a este lado del rio: melenas, pus, secreciones. Acabé especializado en el
olor dulzón de la pseudomonas.
Al
sexto día consiguió algo impensable, me quitó el apetito. Mi estómago se redujo
a la mitad. Al sexto día simplemente era un rastreador indio con anorexia.
Al
sexto día imploraba al cielo que los pacientes que ingresaban no portasen
heridas infectadas, ni melenas que oler.
Al
séptimo día se hizo la luz, finalizaba mi contrato con Flipper como despedida me
acerque por su espalada, pegué literalmente mi nariz sobre ella y me dispuse a
olerla. Se giró rápidamente y con voz de Flipper me espetó: “¿Qué haces?”. Simplemente
respondí: “Desarrollar mi olfato enfermero, quiero saber a qué huele una hija
de puta”.
Muy buena historia!!!! Casi me quitas el apetito mañanero pero ha valido la pena. Saludos y buen finde!
ResponderEliminarGracias Noelia y sabes una cosa este finde DESCANSOOO BIENNN
Eliminarjajaja. Muy bueno!!! Eso nos enseña a ir con cuidado..... Un saludo Compañero.
ResponderEliminarCiertamente compañera Monica saludos y gracias.
ResponderEliminarhay que ser cauteloso
ResponderEliminarPor lo menos hasta q olamos al q nos rodea jajaja saludos
EliminarPor fin, una historia en la que no pones a caldo al especialista... Ya era hora, que menuda fama nos estás dando. ¡Que conste que te sigo desde hace bastante! ... a pesar de la caña que nos das.
ResponderEliminarTienes razon pero es q los.especialistas a veces sois un pelin especiales. Gracias por estar por aqui y saludos.
EliminarJejejeje, a ver si te pillo un día pasando consulta y vas a ver!!! Un saludo!!
EliminarSocorro noooo. Bueno almenos tendre algo mas q contar jijiji. Saludos.
Eliminar¿Por qué será que todos nos hemos encontrado con alguna tiparraca así? Normalmente, aunque me llevo de categoria con las compañeras, si alguna vez he tenido alguien que me puteaba, ha sido una mujer.
ResponderEliminarNo es misoginia, es que es real. Muy bueno tu relato.
Un abrazo a tod@s.
Gracias Ramon espero verte por aqui saludos
EliminarJajajajaja todo te pasa a ti! me encanta tu blog!
ResponderEliminarGracias lucia saludoss
EliminarGracias lucia saludos
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