Bajitos, redonditos, de chapetas
sonrosadas… Una entrañable pareja de ancianos, que bien podrían pasar tanto por
su aspecto como por su ternura por dos figuritas del portal de Belén, el
pastorcillo y la viejecita que alimenta a los pollitos, acudieron esa mañana a
urgencias. Aunque el paciente era él, la palabra la tomó ella:
-
Mi
marido que sigue con el picor en el culo por las lombrices, el tratamiento que
le mandó el doctor no le ha hecho efecto, entonces le he puesto una trampa.
Hice caso omiso a lo de “la trampa”, y
directamente en motivo de consulta, indiqué: “picor perianal”. En otros datos
de interés: “no responde a tratamiento médico”. Con estos datos en la pantalla
del ordenador entraron en la consulta del doctor.
No pasaron más de diez minutos cuando
me avisó el médico:
-
Vente
anda, que vamos a ver la trampa.
-
¿La
trampa? - Me pregunté.
Al entrar en la consulta el anciano estaba
tumbado en la camilla, con su culo descubierto y cruzado perpendicularmente por
bridas de cinta aislante negra; cambió de un plumazo la imagen de tierno
pastorcillo por la de actor porno de película de serie B.
Cada retirada de brida de cinta
aislante iba acompañada de un ligero gemido que alejaba cada vez más al
pastorcillo y daba más fuerza al
personaje porno. Tras retirar el adhesivo,
vimos en primera persona, alojada entre los dos glúteos la mencionada “trampa”:
una moya de pan mojada en leche para cazar las lombrices.
Sinceramente. Espero que el doble horneado de
una conocida marca de pan de molde no consista en esto.
AAAAAaaaaggggggsssss!!!
ResponderEliminarNo me lo puedo creer!!!!
Siii moya d pan mojada en leche el mejor antilombrices jajaja
ResponderEliminaraisshhhhhhhhh.....es que si no me lo cuentas tu, no me lo creo!!! puagggggggggggg
ResponderEliminarNoelia repugnante menos mal que la trampa estaba vacia ...
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