martes, 15 de mayo de 2012

Telepizza

En un mini servicio de urgencias, por no decir en un patético servicio, desde el punto de vista de los recursos materiales (un  puñado de agujas, jeringas, vendas, yesos y poco más) y humanos: un médico que hizo la residencia en la guerra de Vietnam, un auxiliar que hacia las veces de técnico de rayos y un enfermero mojón encarnado por mi mismo, con una basta y extensa experiencia en urgencias (un curso a distancia de primeros auxilios de 40 horas).

Atendimos una noche a primera hora un accidente de tráfico, una repartidora del Telepizza. Permanecía inmóvil en la camilla de la ambulancia; sus pantalones rotos a la altura de la rodilla dejaban ver una herida por erosión de poca importancia, a juego con la del codo; portaba aún su casco haciendo, caso a la pegatina que hay en la base del mismo: en caso de accidente no me retiren el casco.

El médico llevó a cabo una exhaustiva valoración primaria que consistió en preguntar: - “Oye, ¿estas bien?”

- “Sí.”

-“Ea, pues entonces te vamos a quitar el casco madre.”

Al retirar ese protector de cabeza descubrimos algo increíble: una larga  melena negra azabache, unos ojos turquesa que invitaban a nadar en sus profundidades, unos labios gruesos rojos fresón, unos dientes blancos nacarados en perfecta simetría.

No me apetecía preguntarle el mecanismo lesional, si tenia alguna enfermedad importante o alergias medicamentosas, quería preguntarle algo “original”: ¿A qué dedicas el tiempo libre?”, “¿qué horóscopo eres?

Se me adelanto mi compañero con una frase cursi: “No sabia que los ángeles repartían pizza.

Que patético, pero por lo visto no se lo resultó a nuestra paciente, que rompió a reír.

Ese fin de semana salí de marcha, lo necesitaba. En un pub de moda cualquiera me encontré con una morena que no tenía el pelo negro azabache, ni aquellos ojos, ni esos labios… pero me dio igual y le dije: “No sabía que los ángeles fumasen.” Se detuvo un momento, me miro, no se rió y me respondió: “No sabía que los gilipollas podían estar en la calle después de las doce”.

Como pasa el tiempo, tengo que desempolvar mi kit de bodas: mi traje de las bodas,  mis zapatos de las bodas, mi corbata de las bodas que espero que tenga el nudo hecho… Mi compañero se casa.

El regalo lo tengo claro una mediana con doble de peperoni y unos nuggets de pollo.

Me voy a armar de valor le voy a preguntar a su mujer el horóscopo.

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