martes, 10 de julio de 2012

Volvo patrocina el cielo

El equipo de urgencias extra-hospitalarias nos dio el aviso, iban de camino al hospital con un paciente: varón de 19 años víctima de un accidente de tráfico, estable hemodinámicamente, consciente, conmocionado y desorientado.

El niño estrenaba su regalo de buenas notas: un BMW serie 1, distraído en la búsqueda de la conexión USB para su pendrive  y  en comprobar el funcionamiento de su extenso equipamiento interior no se percató de que circulaba a unos 80 km/h y mucho menos de que el semáforo estaba en rojo. Colisionó con un vehículo que pacientemente esperaba el cambio de color. Fruto del impacto, el joven perdió momentáneamente el conocimiento, cuando lo recuperó, pudo también comprobar el perfecto funcionamiento de todos los sistemas de seguridad. Ese color blanco que ocupaba todo el parabrisas le hizo pensar que había muerto y estaba en el cielo. Nada más lejos de la realidad. Se trataba del color del maletero del vehículo en el que se  había empotrado, de nada le sirvió leer la marca en la zona central de ese portón trasero: Volvo; el joven pensaba no solo que había muerto sino que esa marca de vehículos patrocinaba el cielo.

Esa letanía mantenida desde su ingreso en observación: El cielo lo patrocina Volvo, hicieron pensar al médico que eran fruto de la conmoción sufrida pero la descartó inmediatamente, la causa era completamente hereditaria, cosa de familia, ya que el padre del inexperto conductor mantenía la misma retahíla: 22, 22, 22. Haciendo referencia al número de kilómetros con la que el conductor lego puso punto y final a su flamante regalo.

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