martes, 4 de septiembre de 2012

Niebla no es huérfano


De mañana, a las 06:15 horas, saliendo de casa y daba igual, que fuesen las y 15 ó 16 ó y 18;  me encontraría con mi vecina en el ascensor, como todos los días, acompañada de su mascota, un perro híbrido de chigua gua y rata, con uno ojo medio tuerto, medio estrábico, que nada más verme arrugaría su hocico y me lanzaría varias dentelladas.

Eso no me molestaba, lo peor era mi vecina: “mira mi Niebla huérfano, con el ojo malito, te ladra porque no le gustan los negritos…” Y yo estaba hasta los mismos cojones de explicarle que yo no era negrito ni morenito.

Al llegar al hospital, sorpresa, el médico de siempre de baja, en su lugar la sustituta. La saludé, me presenté y no obtuve respuesta, al rato giró su pescuezo, como la muñeca diabólica,  inició una mezcla de sermón-riña tipo médico-enfermero: “Te quiero decir en primer lugar y dejarte claro que el médico soy yo, que no me gustan los enfermeros que van de médicos.

Desconocía que tipo de trauma infantil  padecía esta señora y ducho en este tipo de regañinas, (mi record riña medico-enfermero era de 2 minutos 15 segundos) me fijé como cada vez más arrugaba el hocico, como un ojo apuntaba hacia el techo mientras otro se me clavaba. Esta cara me suena, me decía a mí mismo una y otra vez. Había leído que a una persona con estrabismo no se le debe mirar a ese ojo sino al centro, a la nariz, para que no se sienta incómoda. Así que centré fijamente mi mirada en su ojo estrábico para darle por culo.

Entre tanto la paciente de la 1535-B decidió morirse. Quizás no quería ser reconocida por este facultativo. Me pido la historia clínica de la paciente para avisar a la familia y cuando llego los llantos y  la tristeza típica se tornaron en sorpresa, indignación, ira y agresividad. Ciertamente no era para menos, como si se tratase de una broma macabra cuando vieron a la fallecida, pudieron descubrir horrorizados de que no se trataba de su madre que se encontraba perfectamente en su habitación: la 1535 cama A.

Reconozco mi culpa, le entregué a la doctora una historia clínica equivocada. No me parece oportuno repetir lo que salió de esa boca, solo recalcaré, que no recuerdo que un médico me mandase repetir tantos electros, extraer tantas analíticas, tomar tantas tensiones arteriales, putearme tantísimo.

Hoy otra vez de mañana y mi vecina ahí en el ascensor con su perro esta vez casi me muerde. No te preocupes niebla tú no eres huérfano y no tienes la culpa de tener una madre tan puta.
 
Aquel día batí mi propio record riña-medico enfermero: 03´15”23 minutos.

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