lunes, 28 de octubre de 2013

Frases incentivadoras

Existe un nutrido elenco de frases que, especialmente, incentivan la actividad de los distintos profesionales sanitarios. Son frases que aumentan las ganas de ir a trabajar, de formarte, de aprender, de que no pesen las jornadas laborales de noches, festivos y fines de semana.
Son las llamadas frases “incentivadoras”. Están las clásicas, las de toda la vida, dentro de estas las dos que más destacan son: “Cómo le pase algo a mi padre te mato” (claro, claro, y es que los profesionales sanitarios tenemos un don divino-mágico  adquirido a lo largo de la carrera profesional, tras superar los 15 créditos de la asignatura “Poder de Decisión sobre la vida y la Muerte” estamos capacitados para evitar la muerte en todas las situaciones). Que su padre tiene 90 años y desgraciadamente sufre un infarto masivo, no se preocupe, si la medicina tradicional falla, aplicaremos nuestros poderes mágicos, arrancando a su familiar de las garras de la muerte, en ocasiones tenemos que aplicar este poder con mesura  ya que de lo contrario, si lo sobrepasamos podemos convertir al paciente en inmortal.

Llegado a este punto, cabe preguntarse que si existe este don adquirido tras recibir dicha asignatura ¿por qué muere gente en el hospital? Es obvio. Porque, y perdonen el sarcasmo y el humor negro en este tema tan delicado, la asignatura “Poder de Decisión sobre la vida y la Muerte”, en los actuales planes de estudio es de libre configuración, no es obligatoria. No todos los profesionales sanitarios la cursan, de ahí que en ocasiones se produzca ese fatal desenlace.

No menos frecuente es la archiconocida, y que todos hemos sufrido en nuestras carnes  Que yo a ti te pago el sueldo”. No hay profesional  sanitario que en su trayectoria no haya recibido tal honor y reconocimiento, da igual de donde venga, donde trabaje, en Valencia, Madrid, Barcelona…  Esta frase forma ya parte del acervo cultural, es un derecho adquirido.  Además es polivalente; que tardas mucho en recibir asistencia, que no estás de acuerdo con el diagnóstico médico, que no te ponen una ambulancia para ir a tu casa porque no hay ambulancia y porque puedes ir perfectamente andando, que tu, atendiendo las indicaciones de tu vecina Conchi que te dice: “si te duele la cabeza tú no te tomes nada, vete a urgencias y que te hagan un TAC” y ahora tú llegas a urgencias y no te lo hacen. Para todas estas ocasiones y las que estimes oportunas usa esa frase: “que yo a ti te pago el sueldo”.
Y a mí como profesional sanitario solo se me ocurre decirle al primer paciente que ideó, inventó y usó por primera vez esa frase: “Torpe has sido”. Porque con la repercusión y difusión que ha tenido, hubiera desbancado al mismísimo Chiquito de la Calzada con su mítico: “no puedorr, no puedorrr”. Ahora mismo, si hubiera patentado la frase, si hubiera cobrado los derechos de autor, no estaría en la sala de espera de urgencias, estaría en una playa paradisíaca y allí, sin esperas, te estaría atendiendo tu médico particular.

Pero las frases incentivadoras, no son estáticas, todo lo contrario, su dinamismo hacen que se adapten a los nuevos tiempos. Así de un “cómo le pasa algo a mi padre te mato” se ha pasado, para no herir la sensibilidad del profesional, a un “aquí te dejo a mi padre, no te digo más”.

De igual forma eso de “yo a ti te pago el sueldo” también se ha adaptado a los actuales tiempos de crisis transformándose en un simple “y más te tenían que quitar” admitiendo una coletilla que en ocasiones hace referencia a algún animal: “y mas te tenía que quitar, perro” o también: “y más te tenían que quitar, cerdo”. O simplemente una coletilla que denomino recordatorio materno: “y más te tenían que quitar, hijo de la gran puta”.

Hoy un familiar ha estimado que yo no estaba haciendo nada. Se ha acercado y me ha dicho: “Le voy a decir al policía municipal de mi pueblo que se jubile pá darte a ti el puesto, porque tú haces lo mismo que él: NÁ.” Damos la bienvenida hoy a una nueva frase incentivadora.

5 comentarios:

  1. Este tipo de frases siempre resulta alentador. Son ese empujoncito que que te hace falta para salir corriendo de la planta una vez que llega el relevo.

    Bueno, a veces funciona y a veces seguimos haciendo el pardillo echando una mano para no dejar un marrón a los compañeros.
    Me siguen encantando estos post, que lo sepas.

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