miércoles, 10 de abril de 2013

Semáforo rojo


Aquel nuevo destino profesional, a unos 60 kilómetros de distancia, nos exigía compartir vehículo. Siempre que me tocaba conducir a mí, la pregunta era  la misma: “¿Por qué te paras a tanta distancia del semáforo en rojo?”. Y es cierto, veía el semáforo en rojo y casi instintivamente frenaba exageradamente antes, incluso a unos cien metros antes de lo habitual.

Ese día, tras la ya casi obligatoria y protocolizada pregunta, me dispuse a sincerarme.
Para lo cual tendría que remontarme a diciembre de mil novecientos noventa y tantos. Aquella mañana fría y después de un turno de noche, me dieron la buena nueva: yo cobraría mi paga extraordinaria al igual que el resto, y por primera vez en mi vida.


Eufórico me monté en mi también recién estrenado coche coreano, que por aquel entonces arrancaba a la primera. Aun recuerdo aquella pronunciada pendiente que comunicaba el hospital con la calle principal y que terminaba con un semáforo a la derecha. Mi casi también recién estrenada alfombrilla decidió enrollarse sobre si misma y acabar alojada bajo los tres pedales imposibilitando su uso. El destino caprichoso también quiso que el semáforo estuviese en rojo y delante de mí un todoterreno Nissan Terrano I, con bola para remolque y cuya matrícula aún recuerdo,  esperaba ajeno a mi drama particular el cambio de color de la señal.

No recuerdo muy bien el impacto. Pero sí recuerdo que cuando abrí los ojos, a unos 50 centímetros de mí se encontraba una bola de remolque, y  poco después,  el portón trasero de un todoterreno con la leyenda: TERRANO I.

No es preciso recordar los comentarios hacia mi madre y mi persona del conductor delantero, que se tornaron en risas cuando observó los graves destrozos de mi utilitario y los suyos, que eran nulos.

No es necesario decir que Mi Yo Interior (MYI) que por un momento se había convertido en una doña Truhana cualquiera (protagonista del cuento de la lechera) tuvo que volver a mí. Tampoco es necesario comentar que invertí toda la paga extraordinaria y gran parte de mi sueldo en la reparación de mi coreano.

Hoy día, sin paga extra y con un sueldo mermado me veo obligado a frenar a gran distancia del semáforo en rojo. Lo curioso es que cada vez veo a más  vehículos que se saltan el semáforo a gran velocidad, no sé si porque se enrollan sus alfombrillas o porque ya no tienen siquiera un sueldo que gastar.

4 comentarios:

  1. Igual los que se saltan el semáforo en rojo son los que se lo han llevado calentito para que los enfermeros nos quedemos sin paga extra... Enhorabuena por el blog, acabo de descubrirlo!

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    1. Graciqs Sufridor me gusta tu punto de vista. Espero vete mas por aqui saludos

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  2. Igual es que no tienen alfombrilla :-) que cosas te pasan!!!!!

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