martes, 13 de diciembre de 2011

La pomada

Pesada tarde en unas urgencias cualquiera. La llegada del matrimonio vociferando, amenazando, golpeando objetos,  en principio  inanimados, no hicieron más que elevar un poco más el caos vivido en esta unidad.
La primera que se llevó el aluvión de críticas fue la compañera de admisión. Los improperios se sucedían y dejaban paso de vez en cuando a amenazas tipo: “Su mato a tooooo ‘como mihijooooooo se mueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa”.
Esa dulce melodía para nuestros oídos iba acompañada a la percusión por su marido que nos agasajaba con los diferentes tonos musicales extraídos de golpear todo lo que a su paso encontraba, patadas a sillas de ruedas, puñetazos en pared y carcelería variada. Hombre y mujer corpulentos capaces de relajar los esfínteres de manera más rápida y eficaz que cualquier enema casen que se tercie.
Allí estaba yo sentadito, en la sala de clasificación, sintiendo ya los efectos de ese enema casen, mi esfínter anal cobró vida propia, latía de forma autónoma, independiente.
La entrada del matrimonio como elefantes en una cacharrería seguidos a cierta distancia del vigilante de seguridad, al que también le habían recetado el mismo laxante que a mí, y cuya cara era un poema.
Aquel niño tan grave no acompañaba a los padres, “¿Dónde esta su hijo señora?”, pregunté.
Mi hijo, pos en el colegionde va’ a estar”.
No entendía la situación surrealista; el padre, cual toro miura, solo le faltaba rastrear en el suelo con su pezuña, y yo allí esperando la fatídica cornada mortal en esta difícil plaza cuyos toros no sabía torear.
Quiero ver al médico que no ‘engaño, yo traje aquí  mi hijo por una quemaura en el braso y el medico no no’ dijo que era un cánse y no’ mando esta pomá pal cánse”.
La pomada, ciertamente era un tratamiento antibiótico tópico indicado en  quemaduras grado I y II. Pero la señora insistía señalando continuamente una  leyenda escrita en la caja.
Ves aquí lo pone mantiene fuera el cánse en los niños”.
Al acercarme la caja la leyenda recogía exactamente: MANTENER FUERA DEL ALCANCE DE LOS NIÑOS.

4 comentarios:

  1. Pues me temo que dejando a un lado exageraciones sobre esfínteres, es verídico.

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  2. Como suele pasar, la realidad supera la ficción

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  3. jajajajajaaaaaaaaaaaaaaa.....la realidad es mucho mejor que cualquier serie de televisión...sublime!

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